¿Crees que podrías tener una hernia de disco? Descubre más sobre los síntomas, riesgos y tratamientos.

Las hernias de disco, que son desplazamientos de los discos en la parte baja de la espalda (conocida como región lumbar de la columna), son bastante frecuentes, sobre todo en personas de mediana edad. No obstante, algunos de sus síntomas pueden resultar sorprendentes. El cirujano de columna James E. Dowdell III, MD, explica que suelen manifestarse más en los glúteos, piernas y pies que en la propia espalda. La buena noticia es que, en la mayoría de los casos, estas hernias se pueden tratar con facilidad y existen formas de prevenir su aparición.

1.Un «disco» desplazado en realidad no se desliza en ninguna parte.

El disco es un tipo de tejido que actúa como amortiguador entre las vértebras, que son los huesos de la columna vertebral. Está formado por un anillo externo de colágeno fuerte que envuelve un núcleo blando con textura gelatinosa, conocido como núcleo pulposo. Cuando ese anillo externo se rompe, parte del contenido gelatinoso puede salir y presionar un nervio cercano.

2. Es más común sentir dolor por una hernia de disco en otras partes del cuerpo que en la propia espalda.

Una hernia de disco en la parte baja de la espalda a veces provoca dolor en una zona diferente a donde ocurre la lesión real. Lo más habitual es que cause molestias, debilidad o adormecimiento en los glúteos, las piernas o los pies. Esto sucede porque el disco está presionando un nervio que se conecta con esas partes del cuerpo. “El dolor en la pierna, que suele sentirse como una sensación punzante, intensa o como una quemazón, es lo que generalmente lleva a los pacientes a venir a verme”, comenta el Dr. Dowdell. “Lo que muchos conocen como ‘dolor ciático’ frecuentemente tiene su origen en una hernia de disco”.

Cuando una hernia comprime un nervio específico, el tipo y la ubicación del dolor suelen seguir un patrón claro. “Por lo general, puedo identificar qué disco está fuera de lugar solo con la descripción que me da el paciente sobre dónde siente dolor o debilidad”, explica.

3. Fumar aumenta el riesgo de tener una hernia de disco.

El principal factor de riesgo para desarrollar una hernia de disco es el tabaquismo. Fumar puede deteriorar tanto el anillo externo como el núcleo gelatinoso del disco.

Las hernias de mayor tamaño suelen aparecer con más frecuencia en personas jóvenes, ya que en esa etapa hay más material dentro de la columna vertebral. Sin embargo, pueden presentarse a cualquier edad.

Existen ciertos factores genéticos que hacen que algunas personas sean más susceptibles a sufrir una hernia de disco, aunque en la mayoría de los casos ocurre de manera espontánea.

“Puede pasar mientras juegas al baloncesto o al fútbol, o simplemente al agacharte para levantar algo”, explica el Dr. Dowdell. “Casi cualquier actividad cotidiana representa cierto riesgo para la columna vertebral, por eso es una condición bastante común”.

5.Las hernias de disco generalmente se resuelven por sí solas, pero la fisioterapia u otros medicamentos pueden ayudar con el dolor.

La mayoría de las hernias de disco se resuelven por sí solas en un período de entre seis semanas y tres meses, ya que el cuerpo produce enzimas que eliminan la parte herniada y reducen la presión sobre los nervios. “Pero si el dolor es lo suficientemente fuerte como para interferir con tu vida diaria, lo ideal es consultar primero con un médico general, un fisioterapeuta o un especialista en medicina deportiva y rehabilitación”, señala el Dr. Dowdell.

Cuando se confirma el diagnóstico de hernia de disco, el tratamiento inicial suele incluir sesiones de fisioterapia. También se pueden usar medicamentos antiinflamatorios, como el ibuprofeno, para reducir el dolor y la inflamación.

Si estos métodos no son suficientes, el siguiente paso podría ser una inyección de esteroides en la zona afectada de la columna. Aunque no cura la hernia, esta inyección ayuda a disminuir la inflamación del nervio, permitiendo que el cuerpo tenga tiempo para sanar por sí solo.

“Si eso tampoco resulta efectivo y el dolor es tan intenso que te impide dormir o llevar a cabo tus actividades diarias, entonces podrías considerar la opción de una cirugía”, agrega el Dr. Dowdell.

6. La cirugía para una hernia de disco desplazada es una opción.

En una cirugía para tratar una hernia de disco, el cirujano retira el fragmento del disco que se ha desplazado y está presionando un nervio. Este procedimiento puede realizarse mediante una cirugía abierta o con técnicas mínimamente invasivas.

“Yo realizo una técnica mínimamente invasiva llamada microdiscectomía tubular”, explica el Dr. Dowdell. “Luego de la operación, la espalda suele doler durante unas dos semanas por efecto de la intervención en sí, y durante las primeras seis semanas hay que limitar los movimientos. Es importante evitar inclinarse, girar el torso o levantar objetos que pesen más de 10 kilos”. Algunos síntomas, como el dolor en las piernas, pueden tardar hasta tres meses en desaparecer por completo, pero una vez que el cuerpo se haya recuperado, el dolor debería desaparecer.

La probabilidad de volver a dañar el mismo disco es baja, aunque quienes han tenido una hernia anteriormente tienen un riesgo algo mayor de desarrollar otra.