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¿Padeces sudoración excesiva? La hiperhidrosis tiene cura | Dr. Santiago Figueroa

¿Qué es la hiperhidrosis y cuáles son sus tipos?

La hiperhidrosis es una condición médica que se caracteriza por una sudoración excesiva, incluso en situaciones donde no debería producirse, como en reposo, sin ejercicio o en ambientes que no son calurosos. Esta sudoración no está relacionada con la temperatura ni con la actividad física, lo que la convierte en un problema significativo para quienes la padecen.

Existen dos tipos principales de hiperhidrosis:

  • Hiperhidrosis secundaria: está asociada a una enfermedad de base, como la diabetes o trastornos tiroideos, o incluso puede ser un efecto secundario de ciertos medicamentos. Es decir, tiene una causa identificable y suele formar parte de un cuadro clínico más amplio.

  • Hiperhidrosis primaria: no tiene relación con otras enfermedades. Aparece habitualmente durante la infancia o la adolescencia, y se considera una condición aislada. Se manifiesta de forma localizada, especialmente en zonas como las palmas de las manos, las plantas de los pies y las axilas.

En la hiperhidrosis primaria, la causa está en una hiperactivación del sistema nervioso simpático, encargado de controlar la respuesta al estrés, lo que produce una señal inadecuada que activa de forma desproporcionada las glándulas sudoríparas.

¿Qué impacto tiene la hiperhidrosis en la vida de una persona?

El impacto de la hiperhidrosis va mucho más allá del malestar físico. Afecta profundamente el bienestar emocional, social y hasta laboral de quienes la sufren. El simple hecho de sudar excesivamente puede convertirse en una fuente constante de vergüenza, ansiedad y evitación de situaciones cotidianas.

Situaciones comunes como dar un apretón de manos, acariciar a la pareja, escribir con un bolígrafo sin mojar el papel, o usar ropa sin preocuparse por las manchas de sudor se vuelven problemáticas. Esto puede afectar la autoestima, dificultar las relaciones interpersonales e incluso limitar oportunidades laborales.

Además del malestar físico, muchas personas con hiperhidrosis desarrollan una fuerte carga emocional: se sienten incómodas, inseguras y muchas veces evitan la vida social por miedo al rechazo o a sentirse señaladas.

¿Existe tratamiento quirúrgico para la hiperhidrosis?

El concepto es bastante sencillo. Los cirujanos torácicos pueden ofrecer una solución quirúrgica efectiva y definitiva para la hiperhidrosis primaria. Este tratamiento consiste en interrumpir la señal nerviosa que estimula las glándulas del sudor, lo cual detiene la sudoración en las zonas afectadas de forma inmediata.

Es una cirugía mínimamente invasiva, segura y con resultados predecibles. Su objetivo es mejorar la calidad de vida del paciente, eliminando un problema que tiene repercusiones tanto físicas como emocionales. No se trata solo de una cuestión estética, sino de bienestar integral.

 

 

 

 

Hiperhidrosis o sudoración excesiva
📽️ Conoce el tratamiento explicado por el Dr. Figueroa

¿Cómo se realiza la cirugía y cuánto dura la recuperación?

La intervención quirúrgica para tratar la hiperhidrosis se realiza a través de una o dos pequeñas incisiones debajo de cada axila. Por esas incisiones se introduce una pequeña cámara de vídeo que permite al cirujano localizar los nervios responsables de la sudoración excesiva. Estos nervios se pueden cortar o bloquear con un clip metálico, lo que detiene la transmisión de la señal nerviosa.

La operación es breve, con una duración menor a una hora. Además, la recuperación es muy rápida: el paciente puede irse a casa el mismo día o al día siguiente. La recuperación completa suele lograrse en 5 a 7 días, permitiendo retomar la vida normal en muy poco tiempo. Este procedimiento tiene un perfil de riesgo muy bajo y se considera seguro y eficaz en manos especializadas.

¿Qué riesgos o efectos secundarios tiene la cirugía?

Aunque es una intervención segura, como todo procedimiento médico tiene algunas posibles consecuencias. El efecto secundario más común es la aparición de sudoración compensadora, es decir, que el cuerpo empieza a sudar más en otras zonas donde antes no lo hacía con intensidad, como la espalda o el abdomen.

Sin embargo, esta sudoración compensadora solo se convierte en un problema real en un porcentaje muy pequeño de los casos. Solo un 2% de los pacientes operados presenta una sudoración compensadora que se considera severa y molesta. Es decir, la mayoría de los pacientes o no la experimenta o la vive de forma muy leve y tolerable.

¿Qué beneficios genera esta cirugía en la calidad de vida?

Los beneficios de esta cirugía van mucho más allá de dejar de sudar. Se traduce en una mejora drástica y directa de la calidad de vida. Las personas dejan de preocuparse por los gestos más cotidianos que antes evitaban: dar la mano, abrazar, usar la ropa que quieren sin miedo a las manchas, escribir con normalidad o simplemente relacionarse sin ansiedad.

Después de la operación, muchas personas experimentan una notable mejora en su autoestima y confianza, además de una reducción en el estrés y la ansiedad. También hay impactos positivos en el ámbito social, laboral e incluso íntimo. En resumen, la cirugía no solo resuelve un problema físico, sino que devuelve libertad y bienestar a quienes lo padecen.

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